TIC
Ya ha empezado
la cuenta atrás.
Lo inexorable.
Ni las cicatrices
ni las historias que nos contamos para dormir tranquilos
repoblarán lo árido, el desierto que crece
poco a poco en nuestros corazones.
Este reloj de un sólo sentido,
hacia abajo,
reloj de tierra TAC
en el que a cada latido
se mezcla la sangre seca con la arena
y sólo crece la distancia
sólo grita la nostalgia
solo
TIC
Sólo arráncame este metrónomo maldito
que suena y deja su eco palpitando
vivo un sinvivir ausente
vivo un sinvivir amargo
un vaivén continuo e iluso
como una ola que choca
repetidamente contra la misma roca
tratando de trepar el acantilado
como un tic que espera su tac
a través del tiempo.
TAC
Tiempo al tiempo
Silencio. Escucha y,
si lo haces,
TIC
podrás oír agujas doradas tejer sus horas
malditas horas malgastadas por tus yos pasados
Podrás echar las culpas a las arrugas
y sus cremas antiedad,
a la edad, a los jóvenes por ser jóvenes
y a los viejos por no serlo,
al tiempo, a la mala vida,
a la vida mala, al vivir a medias
y a la muerte
que siempre deja el cuento sin acabar
TAC
podremos gritar y patalear contra el futuro
por no ser justo, por ser cambio,
pero somos nosotros mismos
los que enhebramos nuestro destino
y sus cremas antiedad,
a la edad, a los jóvenes por ser jóvenes
y a los viejos por no serlo,
al tiempo, a la mala vida,
a la vida mala, al vivir a medias
y a la muerte
que siempre deja el cuento sin acabar
TAC
podremos gritar y patalear contra el futuro
por no ser justo, por ser cambio,
pero somos nosotros mismos
los que enhebramos nuestro destino
en su aguja afilada, en una de esas
que cosen la existencia a rutinas
que cosen la existencia a rutinas
y que giran,
giran como agujas de reloj
como secuaces del tiempo
al que aún pertenecen.
TIC
Y cuando ya no haya hojas en mi calendario
y todo se pare en el giratiempo amarillento
de mis paredes
se acercará ella,
con su paso firme y sonoro,
última compañera
TAC
Siempre se acerca.
Decid a mis oídos
que si aún vivo es porque aún queda
algo que me ata a las olas
que aún me gustan los acantilados sin nombre
y todas y cada una de sus rocas
Decidles, aunque no os crean,
que si un día muero es porque habré vivido lo suficiente
que la vida se acaba en su momento justo,
mentidme diciendo
que todo lo que empieza,
termina
que la muerte es lo único invencible
y que, con el tiempo,
toda lágrima llega a su mar
como a un tic le espera su tac.
Al final del camino.
TIC