viernes, 13 de mayo de 2016

Son piedras, preciosa

Los hay que se esconden entre las sábanas
buscando el placer en los labios del placer,
la pasión en la antesala del compromiso
y llamando a las puertas de la locura
con los muelles de un motel de carretera.

Los hay que también se aman de día,
los diamantes,
que encuentran la felicidad al final
de los ojos del otro,
que comparten un café, una manera de pensar
o una habitación de hospital,
qué sé yo.

Los hay que tienen exactamente lo mismo entre las piernas,
y entre las costillas,
y entre las paredes del cráneo.

Los hay que no conocen otra piel que la tristancia
y aún así desde lejos se sonríen.

Los hay que no se agarran, no se limitan,
no memorizan nombres que algún día van a tener que olvidar,
saltan de noche en noche, de cuerpo a cuerpo,
se meten mano en la última fila del último cine
y dejan las flores  de pétalos impares
para aquellos que necesiten las preguntas.

Los hay perseguidos y fugitivos, pero libres
con alas agujereadas, pero incansables
y espaldas brillantes de rascar el cielo.

Los hay sin dientes.

Los hay que ni la muerte ha podido separar.

Son piedras, preciosa,
de todos los colores,
las puedes prohibir, lanzar, maldecir,
negar, pintar, masticar o encerrar.


 Pero seguirán siendo piedras.

martes, 26 de enero de 2016

El horizonte es una herida que no cierra

Calculas cuánto dejas, cuánto llevas,
señalas tu camino con el dedo,
te aterra el frío de las cosas nuevas,
cada diez de ilusión, una de miedo.

Te espera otro país, otra cultura,                            
una marea de gente distinta
y ahora que estás a punto—de sutura—
voy a contarte en un poco de tinta:

Tu casa será allí donde te quedes,
a donde vayas, tendrás un hermano.
volar nunca había sido tan sencillo.

Si te estancas no te preocupes, puedes
abrir el horizonte con las manos:

Viajar es de vivir el estribillo.