viernes, 23 de agosto de 2013

Intercambiador de tristezas

Míralo
Todo él fuera de sitio
Como nacido a contraluz
Aullando,
a ese azul del que brotan los rayos que le parten el alma
amor y dolor en un mismo dardo de realidad
de lejanía                           que le pierde
en océanos de humo
de esa nada que llena y agrieta los ojos
y los mantiene vivos
pero condenados a ver el mundo a través de la sangre.
Gota a gota. Vacío a vacío.
Parece ajeno a todo 
porque duele lo que es ya historia,
como si el pasado dictase que tiene que estar allí donde no es bien recibido.
Pero de repente me mira, atraviesa lo que nos separa y ya no es él,
soy yo también,
es la tierra desapareciendo bajo mis pies,
es el mundo  alejándose por todos los lados
soy yo, vestigio de mi,
un mero espectador de mi desastre.
Me contagia
y veo edificios montarse tapándome el horizonte
como piezas de un puzzle al que no pertenezco,
me envenena y ya no hay lugar seguro
donde plantar mi cadáver
aquí en tierra de nadie y mucho menos mía.
Y ahora, a lomos del destino, viene un final que no llega
mientras algo,
un soplo nostálgico, tal vez,
aprieta el corazón contra el pecho
y exprime inmisericorde
hasta la última lágrima
Ya no eres tú, ya no soy yo
¿Quién es él? ¿Cómo de gris es la herida?
¿Cómo de tenue la vida?
¿Cómo se sale de aquí?

Me acerco, se acerca
su mano y la mía, coordinadas,
se encuentran enfrentadas en el cristal sin tocarse
Un chasquido
y huye mi fantasma dejándome en el lado equivocado del espejo
Y sonríe, y me atraviesa

Y me consume…

sábado, 3 de agosto de 2013

Perfecta

'La palabra precisa, la sonrisa perfecta.'
Y tanto. Se reunieron todos los sabios para discutir qué era la perfección y mandaron esculpirte. Y dieron aplausos al artista, dijeron "este tío tiene futuro" "mirad qué trazos, qué acabado" "esto sí que es perfecto". Y mientras te vestías y sonreías, los halagos hacia TU figura iban a más. Los necios aplaudían, se maravillaban ante un mármol cincelado con forma de algo. Iban hacia la luz como insectos que no saben qué es eso que brilla. Pero no querían verte o no sabían. Así que mientras ellos alababan la obra, el duro molde, la copia casi exacta de tu cuerpo... mientras hacían plas plas con las manos como si hubiese un significado oculto en los silencios entre palmadas... mientras pedían a voces un discurso del artista... te levantaste y te fuiste por la puerta de atrás como siempre hacías después de cada sesión. Sin llamar demasiado la atención.
"Es sólo piedra" quise gritar. "Ella es lo que buscáis"
Pero cuando quise señalarte ya no estabas. Y me dejaste con todos los ojos como focos apuntándome, solo, con el cincel en la mano y ni una palabra con la que explicar por qué el arte se estaba muriendo poco a poco.