Míralo
Todo él fuera
de sitio
Como nacido a
contraluz
Aullando,
a ese azul del
que brotan los rayos que le parten el alma
amor y dolor
en un mismo dardo de realidad
de lejanía que le pierde
en océanos de humo
de esa nada que llena y agrieta los ojos
y los mantiene vivos
pero condenados a ver el mundo a través de la sangre.
Gota a gota. Vacío a vacío.
Parece ajeno a
todo
porque duele lo que es ya historia,
porque duele lo que es ya historia,
como si el
pasado dictase que tiene que estar allí donde no es bien recibido.
Pero de
repente me mira, atraviesa lo que nos separa y ya no es él,
soy yo también,
es la tierra
desapareciendo bajo mis pies,
es el mundo alejándose por todos los lados
soy yo,
vestigio de mi,
un mero
espectador de mi desastre.
Me contagia
y veo
edificios montarse tapándome el horizonte
como piezas de
un puzzle al que no pertenezco,
me envenena y
ya no hay lugar seguro
donde plantar mi
cadáver
aquí en tierra
de nadie y mucho menos mía.
Y ahora, a
lomos del destino, viene un final que no llega
mientras algo,
un soplo
nostálgico, tal vez,
aprieta el
corazón contra el pecho
y exprime
inmisericorde
hasta la
última lágrima
Ya no eres tú,
ya no soy yo
¿Quién es él?
¿Cómo de gris es la herida?
¿Cómo de tenue
la vida?
¿Cómo se sale
de aquí?
Me acerco, se
acerca
su mano y la
mía, coordinadas,
se encuentran enfrentadas en el cristal sin tocarse
se encuentran enfrentadas en el cristal sin tocarse
Un chasquido
y huye mi fantasma dejándome en el lado equivocado del espejo
y huye mi fantasma dejándome en el lado equivocado del espejo
Y sonríe, y me
atraviesa
Y me consume…