Todo está al alcance de la mano, pero no de la tuya.
Acaban de comprar nuestra dignidad por eBay a cambio de unos cuantos ceros en una cuenta corriente en las Bahamas. Alguien hace un click con su ratón en Estados Unidos y unos drones masacran una ciudad en algún lugar donde ondea la media luna.
Acaban de comprar nuestra dignidad por eBay a cambio de unos cuantos ceros en una cuenta corriente en las Bahamas. Alguien hace un click con su ratón en Estados Unidos y unos drones masacran una ciudad en algún lugar donde ondea la media luna.
Hemos arrancado las alas a la mariposa que creaba huracanes en el otro lado
del mundo, para que sea gusano y bese el suelo que pisamos. Porque somos dioses
y podemos, porque sólo el fuerte prevalece, por algo se nos llama primer mundo:
nosotros llegamos primero.
Y aún no hay suficientes sátiras de mundos
felices ni mil novecientos ochenta y cuatro futuros lejanos que es imposible
que sucedan. ¿Qué dictadura ni qué Hitler? ¿Qué bancos ni qué crisis? ¡Que boten,
que nos voten!
Queremos más, que el calentamiento global es un cuento chino, tálame ese
bosque que voy a hacer un club de campo. De ironía en ironía y tiro pero en la
nuca, que el Sol es mío y te lo cobro si quiero. Pero no vayamos a exaltarnos
que desde aquí se os ve bien pasando hambre, pasadlas un poco putas para que
Hollywood quiera este guión, dale pan a
ese que lo está haciendo bien, venga, ten, toma tu disfraz de tiburón, que te
lo has ganado. Y así, ahora nos gobiernan cáscaras que, a base de mirarse al espejo
con su traje, se han olvidado de que un día fueron peces como nosotros, y nadan
en nuestro sudor llamándolo abundancia. Y a la voz en el desierto le han puesto
una camisa de fuerza, para que grite bajito y no moleste, que con mordaza las verdades duelen pero menos.
Pero seamos monárquicos, digo... realistas: no hay falsas esperanzas, hay realidades; somos dueños de todo, pero no a
partes iguales. Nos repartimos el queso y a usted le ha tocado agujero, qué
mala suerte señora, sonría y asienta, y si es feliz mire para otro lado, disfrute de
su vida y sea agradecida por lo que tiene. Y, sobre todo, a ver si nos
enteramos de una vez, dense cuenta de que no se lo vamos a dar todo hecho, nosotros
les hemos apagado la luz, pongan de su parte y aprendan a vivir a oscuras.