Se paró en seco.
Como un huracán que
sin previo aviso
decide
ser
aire.
Me miró con sus
dos puñales azules
diciendo léame,
yo me lié y le amé,
y con mi confundido leísmo
leí
en sus ojos:
diciendo léame,
yo me lié y le amé,
y con mi confundido leísmo
leí
en sus ojos:
<<
voy a arrancarte las cuerdas, marioneta,
y atarte contra el papel hasta que escribas
tanto como me piensas.
voy a treparte las costillas,
voy a enfrentarme al dique seco de tu vientre
e inventar el agua
voy a devolver
las flores a sus dientes
las bestias a sus corazones,
las flechas a sus direcciones
los frenazos a sus llantas
las palabras a sus gargantas
en fin,
el caos a su diosa
el caos a su diosa
y cada desnudo crepitar de olas
a su luna
Voy a encontrar el tigre
el nómada
el amante
el trovador
el ave
y el filo
de todas tus sombras.
Si estás de acuerdo, titubea,
déjame una grieta
y ya será tarde.
Porque da igual lo que digas
voy a desarmarte hasta que pierdas la cabeza,
y descubras la felicidad del que lo tiene todo
aunque no tenga nada.
>>
Y yo, acorralado,
no pude hacer
otra cosa
que dejarme
inventar.