Las excusas son
siempre para otros
yo me conozco, y conmigo no las necesito,
sé exactamente
dónde quiero amanecer cada día,
sé con total
seguridad por qué hago las cosas
o por qué me niego a hacerlas.
Incluso cuando no
estoy seguro,
me comprendo sin
palabras
y sé dónde mora mi incerteza.
Lo que pasa es
que mis razones me valen a mí,
para ti son
tibias conexiones cerebrales,
necesitas datos, datos,
datos,
¿Por qué?
Datos, datos,
datos,
y a veces no
tengo nada para darte.
Sólo una
corazonada
que si la mides,
es un pitido en una máquina.
1 comentario:
Muy interesante iñigo, muy buen final.
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